El “Esquema sobre el trabajo doméstico”, sin título en el original, fue dictado por Giulia Adinolfi y mecanografiado por Manuel Sacristán el 7 de febrero de 1980, dos semanas antes de su muerte. Al final del mecanuscrito original se encuentran unas notas añadidas por Manuel Sacristán (bajo el nombre de Per Abbat) que destacan el alcance del texto leído según las categorías de Marx. Hemos incluido también una nota que se encontraba entre los papeles de Giulia y que Manuel Sacristán guardó.
El esquema es un diseño del plan de trabajo que Giulia Adinolfi tenía intención de llevar a cabo como parte de su proyecto de identificar algunos elementos ideales de la subcultura femenina. Este plan de trabajo estaba pensado como continuación del artículo “Sobre «subculturas femeninas»” publicado en el nº2 de la revista mientras tanto.
El debate acerca del trabajo doméstico era amplio entre las pensadoras feministas y Giulia Adinolfi no pretendía entrar en él. Ella se planteaba investigarlo como fundamento de la subcultura femenina para desarrollar su exploración acerca de la misma. Giulia se situaba a contracorriente de parte del pensamiento feminista que apostaba por la abolición del trabajo doméstico, al que se atribuía la subordinación de las mujeres. Una importante precisión de Giulia al respecto fue señalar que lo malo no era el trabajo doméstico en sí, sino su inclusión forzada en la división sexual del trabajo.
También en otro sentido disentía de quienes consideraban que el trabajo doméstico era un residuo artesanal en la sociedad de capitalismo avanzado. Ella, en cambio, observaba que el trabajo doméstico era imprescindible, en esta sociedad, para la reproducción de la fuerza de trabajo. Señalaba además que no se trataba de un trabajo artesanal, sino de un trabajo no mercantil. Que era precisamente su carácter no mercantil e imprescindible lo que le había hurtado su calidad de trabajo, permitiendo que se afirmara que las mujeres amas de casa no trabajaban.
Por otra parte, en un momento en que la liberación de las mujeres se cifraba en gran medida en su incorporación al mercado de trabajo, para Giulia era indudable la superioridad del trabajo no mercantil sobre el mercantil. Ella no compartía la idea de que el empleo fuese una vía de liberación de las mujeres, puesto que era consciente de que el trabajo mercantil en el capitalismo era trabajo explotado. Así mismo, Giulia llamaba la atención acerca del espejismo, abonado por la sociedad de consumo, de que la mecanización y los servicios sociales serían otra vía de liberación al sustituir las tareas en el ámbito doméstico.
En el “Esquema sobre el trabajo doméstico”, aunque sólo esbozadas, se apuntaban algunas líneas de trabajo que otras estudiosas desarrollaron en años posteriores, pero que en aquel momento encontraron poco eco entre las mujeres feministas de nuestro país.